Rio un poco debido a su personalidad, era timida por naturaleza, pero claro que cuando entraba en confainza revelaba una actitud mas extrovertida y divertida, por lo que en cuanto empezo a señalar a todos lados, el no hizo mas que tomarla de la mano -relajate, primero lo primero, vamos afuera y te enseño el hinbernadero, no paso mucho tiempo alli pero riego las plantas cuando puedo, ven conmigo- dicho esto la guio de vuelta afuera del castillo, siguieron uno de los muchos senderos, el sol brillaba y habia una pequeña brisa que acariciaba el rostro de ambos.

Antes de llegar se escucho ruido de entre los arbustos, Max paro un momento para mirar alrededor, de repente, un enorme animal salio para abalanzarse sobre Max, claro que no lo atacaba, sino que lo hacia juguetonamente, ambos cayeron y la loba siberiana lamia el rostro del joven -Chippy, Chippy, basta... detente, en serio, me haces quedar mal- le costo un poco zafarse y quitarsela de encima, aquella loba llamada Chippy se sento unos momentos para luego voltear a ver a Jandiara, de repente se acerco a ella y empezo a hacer circulos a su alrededor, a lo que Max fue a socorro de su novia -tranquila, Chippy solo quiere olerte, realmente es juguetona- despues de unos momentos, Chippy saco la lengua y como si fuera un perro acerco su cabeza a las manos de la joven, pidiendo ser acariciada.

No estoy segura si en algún momento le comenté a Max sobre mi fobia a los animales, pero esta misma hizo que al ver como una bola de pelos enorme a la que él llamaba Chippy lo lamia a mi me hizo quedar inmóvil y muy asustada. Intentaba controlarme y poder controlarme y respirar lento para no llegar a tener un ataque de pánico, ya que me habia dispuesto a enfrentar mis miedos y deshacerme de ellos.

Cuando la loba se me acerco y Max habló sali de mi transe y no lograba moverme pero al ver mas directamente a Chippy y como lamia mi mano para que la acariciar una parte de mi dejó de tener miedo y sintió ternura. Es cierto que Lucy había sido el primer aninal con quien tuve contacto pero la diferencia de una pequeña gatita a una gran loba era mucho.

Aún con el miedo asomándose pero con la confianza y seguridad que Max aporta en mi acaricio a la loba - sabes, tal vez tú me ayudes mucho a superar mi fobia- le comento a Chippy como si ella pudiera hablar conmigo.

Poco a poco mi respiración se va normalizando -tal vez me ayude pero... prefiero ir poco a poco- le comento a Max mientras yo me acerco más a él para poder sentirme mucho mas segura. - ¿Que tal si seguimos?- en un intento de huir un poco de Chippy auque en el fondo sabia que ella podria seguirnos, la miro de nuevo -Gracias por tu ayuda hermosa Chippy, espero lleguemos a ser muy buenas amigas- sostengo de nuevo la mano de Max espero a que la lobita no se ponga celosa y me ataque.

La zorrita de nueve colas caminaba despacio y tratando de hacer la menor cantidad de ruido posible pues alcanzó a escuchar la llegada de alguien al castillo en lo que no estaba Dijun presente en el castillo; así que, la zorrita estaba haciendo travesuras por los rincones del castillo y de hecho varias mascotas estaban justamente haciendo lo mismo que ella gracias a la curiosidad que despertaba la aparición de alguien allí, pues  hace mucho  no tenían una visita en la heredad Porpington y obviamente se encontró de frente con Yvan el Kneazle de Amaya y con Lucy la gata de Ezra y prácticamente los 3 unieron fueras para espiar.

Que inoportuno resulto que la chica pidiera recorrer el resto de la heredad por lo que las tres criaturas terminaron corriendo rápidamente hacia el último piso tratando de ocultarse de la pareja y Feng Jiu estaba esperando un regaño por parte de alguno de ellos.

-Chippy, ven, asustaras a Jandiara- dijo mientras le acercaba la mano a su mascota, la cual puso su cabeza debajo de la mano del joven, obviamente disfrutaba mucho del cariño de este y a pesar de su imponente figura, se comportaba como una mascota mimada, Max rio un poco y volteo a ver a Jandiara, con una sonrisa un tanto avergonzada -veras, Chippy es una loba especial, fue criada especificamente para ser mi acompañante y guardiana, asi que ella juzga a todos los que estan conmigo... digamos que ella hace las de madre y mejor amiga al mismo tiempo- dicho esto, el joven paso su mano por todo el lomo de Chippy.

Despues de unos momentos le volvio a hablar a la loba -Chippy, estare un rato con Jandiara, anda a jugar por el valle, estare bien- la loba miro a los dos jovenes un momento y luego le dio una lamida al rostro del joven para despues irse corriendo, se perdio entre los arboles despues de unos segundos -ella es muy cariñosa- dijo con una sonrisa -y disculpame, se que no te gustan mucho los animales- miro de reojo a su novia, tratando de ver si estaba enojada -tuve que avisarte que tenia a Chippy-

Agarrados de la mano, ambos siguieron su camino hasta llegar al invernadero, el cual tenia paredes de cristal, y muchas ventanas, al entrar, las macetas se extendian en varias filas, habia plantas de todo tipo, normales y magicas, incluso unas cuantas mandragoras que estaban al fondo -aqui cultivamos las plantas que usamos en la casa, ya sea para pociones o para el te- comento con orgullo, a la vez que se acercaba a un arbusto recien podado que tenian en la entrada -claro que nos faltan muchas especies, pero hacemos lo que se puede- volteo a ver a Jandiara y sonrio -por cierto... ¿hasta que hora te quedaras en el castillo?-

Saco de uno de los bolsillos de mi overol un pañuelo color celeste pastel con mi nombre bordado en él y se lo entrego a Max para que se pueda limpiar la cara después de la gran lamida que le dio Chuppy antes de irse -no te preocupes, que tengas a Chippy tal vez me sea beneficioso y se nota que le caí bien- sonrío para reconfortalo y que no llegue a sentirse culpable.

En el invernadero observo cada una de las plantaciones mientras le presto atención a Max - ¡oh! Pero no dudo que pronto lleguen a tenee hasta de sobra- le respondo a su comentario.

Cuando escucho su pregunta volteo a verlo y sonrio con picardía -¿por qué? ¿quieres que me quede?- suelto una pequeña carcajada ante mi broma y luego me pongo sería, camino hacia donde se encuentra parado observandome y me paro frente a él. Lo miro fijamente a los ojos y sus penetrantes ojos azules miran a los mios, muerdo mi labio inferior y me acerco un poco más entonces le susurro al oído -puede que me vaya antes del anochecer- me giro como si nada paso y me dirijo de nuevo a seguir observando las plantas.

No se esperaba ese acercamiento, no se esperaba que aquella timida joven de repente lo encarara, por lo que, sorprendido, Max quedo quieto y sin habla, esperando una respuesta ante la pregunta, aunque incluso despues de recibirla, quedo pasmado unos segundos mas, hasta que por fin pudo reaccionar y fue atras de ella -Ah, pues, am, esta bien, yo se que es la primera vez que vienes y todo, entonces es normal que... que no te quedes hasta tarde, pero... yo esperaba...- iba atras de ella, antes de continuar la miro unos momentos de espalda, su sola figura lo hizo suspirar, por lo que lentamente se acerco y pego su cuerpo al de ella, abrazandola por la cintura -esperaba que pudieras quedarte esta noche en el castillo... y asi podriamos pasar una velada los dos juntos- se mordio el labio al decir esto ultimo, al igual que un pequeño sonrojo aparecio en sus mejillas.

Era dificil para el decir aquellas cosas, cosa rara en el joven ingles, pues casi siempre era directo y hasta algo impertinente en ocasiones, pero con ella era diferente, queria que las cosas salieran bien, no estaba dispuesto a dejar que las cosas fallaran, por lo que le decia lo que queria, claro que si, pero pensaba muy bien lo que iba a salir de su boca antes de que lo hiciera, no seria la primera vez que alguien le recriminara su falta de modales.

Escucho a Max dudar de lo que quería decir y me parece extraño que lo haga, cuando de repente lo siento detrás de mi abrazandome que hace que me sorprenda y mi corazón se acelere. Acaricio sus manos mientras estas rodean mi cintura y con su propuesta mi corazón paso de acelerado a quedarse completamente paralizado y solo porque aún sentía mi mandíbula puesta en mi rostro sino hubiese jurado que estaba en el suelo - cla... claro- le respondo nerviosa -suena una buena idea- sonrío sonrojada y puedo asegurar que él también lo estaba.

Aún abrazada por él me giro y también lo abrazo, no entiendo por qué pero ese chico me hace sentir tan cómoda, segura y confiada -creo que conoceré tu habitación entonces- bromeo para intentar desvanecer el nerviosismo de los dos. Sonrío de nuevo y recuesto mi cabeza en su pecho.

-Me... me gusta... me gusta mucho estar contigo- muerdo mi labio y trazo círculos en su brazo derecho.

-Am bueno, puedes pasarte por mi habitacion si te apetece- le comenta riendo y encogiendose de hombros, le alegraba que de verdad ella decidiera quedarse por lo que se podia ver en la sonrisa permanente que ahora tenia en el rostro, tambien estaba algo sorprendido, no se esperaba que en su primera visita ella pudiera quedarse a dormir, pero bueno, le buscarian una habitacion, no es como si fuera algo que les faltara de todas maneras -a mi tambien me gusta estar contigo- le respondio de vuelta, para luego darle un pequeño beso en los labios.

Despues de pasar un rato mas en el invernadero, volvieron a la casa donde Max siguio con el recorrido, terminaron en la biblioteca del hogar que tenia de todo un poco, pero tampoco era una exageracion, era mas bien completa y poco mas, aun asi, Max aun no habia leido ni la mitad de los libros de alli -por lo general paso algo de tiempo aqui- comento el -me encanta leer, sobretodo historias de fantasia del mundo muggle, aunque no encuentro muchas-

Ojiaba cada libro que se me pasaba enfrente y me fijo más en uno en específico del mundo Muggle pues cuando aún vivía en mi ciudad natal solia leerlo, sonreí un poco al recordar y me senté en el suelo.

- Creo que el tiempo pasa muy deprisa- comento al notar que ya está empezando a caer la noche y mi estómago hace una queja exigiendo comida, finjo tocer para que no se escuche aunque evidentemente no sirvió de nada.

Con una voz muy tímida y avergonzada le digo -creo que necesito comer- y como toda una persona que siempre vive con hambre saco de uno de mis bolsillos un paquete de galletas. Abro el paquete y muerdo una galleta, le ofrezco una a Max que esta a mi lado observando lo que hago.

Nos quedamos en completo silencio y el lee un libro, recuesto mi cabeza en su hombro y sin saber en que momento me quedo dormida ahí, mientras su aroma invade mi nariz y su presencia mi alma.

El tiempo pasa volando segun dicen y esta vez Max pudo comprobarlo, antes de darse cuenta ya era de noche, el sol habia caido y la luna estaba en su punto mas alto, habian quedado casi todo ese dia en la biblioteca, a pesar de que supuestamente debia enseñarle la casa, aun asi, habia sido un tiempo bien aprovechado, pues ambos se quedaron siempre junto al otro.

Ella dormia en su hombro y el procuraba no moverse mucho para no despertarla, aunque claro, era dificil teniendo en cuenta que ella estaba sobre su hombro, por lo que luego de unos momentos, el cerro el libro que estaba leyendo y lo dejo a un lado, con mucho cuidado rodeo sus piernas y su espalda con sus brazo y lentamente la levanto, siempre teniendo el cuidado de no despertarla.

Hecho esto, salio de la biblioteca y se dirigio a su habitacion, alli podria acomodarla en la cama y ya luego buscaria un colchon para dormir el o algo parecido, quizas tomaria un saco para dormir que usaban cuando iban de camping.

Entraron en su habitacion, que era grande y estaba colmada de baratijas, cosas que conseguia cuando iba de viaje y demas, habia recuerdos de algunos pueblos, decoraciones de cristal, algunos posters de bandas y demas, un escritorio, un estante hasta arriba de comics y libros, y obviamente su cama, alli coloco a Jandiara, a pesar de hacerlo gentilmente, logro despertarla -te quedaste dormida y te traje a mi cuarto- le comento con una sonrisa -ire a ver un saco de dormir para no incomodarte-

El olor de Max ese olor tan delicioso y varonil invade mis pulmones y abro mis ojos sin querer hacerlo, noto que estoy recostada en una habitación diferente, ya no habían libros, me pareció tan obvio saber que era su habitación y sonreí cerrando los ojos de nuevo. - No te preocupes, quédate conmigo- le digo acomodándome para que quepa.

Sin querer abrir los ojos sigo hablando -bueno si quieres- digo para que no sintiera que lo presionaba u obligaba a hacerlo. -Solo creo que hay algo con lo que no venia preparada, pues no sabia que me quedaría- no se si reír por lo que estoy por decir o avergonzarme -no traje algo cómodo para dormir ¿me prestas tu camisa?- me sonrojo pero abro los ojos de nuevo para ver su reacción.

-mi overol y mi blusa no son muy cómodos para dormir- digo justificándome pero el rojo de mis mejillas incrementa más. le sonrío pero lo que para mi era una sonrisa normal se podía notar mi pisca de picardía en ella.

-realmente podemos compartir la mitad de la cama si no te molesta- le digo sonriendo pero esta vez lo digo con un tono de voz mas seria. Estando un poco mas despierta y con los ojos abiertos observo su recamara con mucha atención pues me parece la cosa mas asombrosa que he visto antes, es justamente todo lo contrario a mi pero por motivos que no conozco me fascina todo lo que veo, aunque ciertamente tenemos el mismo mal de llevarnos un recuerdo de los viajes que hacemos. -¿No has ido a Brasil?- lo digo un poco sorprendida buscando algo perteneciente de ahí sin tener resultado - al parecer lo único brasileño que te pertenece soy yo- rio a carcajadas para luego reaccionar a lo que dije y ponerme tan roja como un tomate -quiero decir lo único que hay en tu habitación que sea de Brasil soy yo- digo casi murmurando por lo avergonzada que estoy.