--Me siento honrado entonces de que compartas ese momento de paz conmigo --apunté mientras veía como disfrutaba de forma tan sublime de su bebida al tiempo que recibía la mía.

Junto con la bebida llegaron los platos ordenados. El suave aroma del atún se mezclaba con la sutil esencia del sésamo que salía del plato de mi compañera. Bien podría gestarse un nuevo y delicioso plato de la unión del de ambos, pero no sería muy agradable a la vista. Sonreí para mi mismo ante la alocada idea. Corté un poco del atún y lo llevé a mi boca, dejando que la suavidad de la carne de aquel pez invadiera mis hambriento sentido del gusto.

--Profesora de Hogwarts, empleada del ministerio y propietaria de un restaurante --apunté con una sonrisa tras dar un largo sorbo a mi cerveza--, seguramente hay una foto tuya junto al verbo "triunfar" en los diccionarios de Inglaterra.

La sola presencia de la Lestrange emanaba un aura de seguridad pocas veces vista y era algo que, si bien ella ya debía saber, era algo que me gustaba resaltar. No era del todo común, de eso estaba yo seguro, y muchas veces se confundía con lambonería o adulación innecesaria. Esperaba que Sol lo tomara más como un cumplido. 

--Esa es la clave de vida, creo yo --solté dedicándole una sonrisa--. Disfrutar lo que se hace, aunque en mi caso, no es mucho lo que esté haciendo más que adaptarme a este país de nuevo . Y dime Sol, eres ¿Señora Lestrange o Señorita Lestrange? 

No pude evitar el sonreír agradecida ante su afirmación, nunca me había puesto a pensar en lo que hacia, simplemente hacia lo que me gustaba y no me importa el trabajo que ello representaba, disfrutarlo quizás era el verdadero secreto.

--Oh por Merlín -- pronuncié complacida sintiendo como mis mejillas se coloreaban -- Te agradezco la forma tan halagadora en que me miras-- admití-- pero simplemente hago lo que me gusta y de verdad puede parecer o sonar pesado, pero fuera de bromas disfruto mucho mi trabajo - dije sonriendo-

La comida llegó finalmente y ambos nos concentramos unos instante en ella dejando por un momento la agradable charla que se había formado. Tomé el tenedor y pinche un trozo de aquella apetitosa carne en mi plato, la lleve a mis labios y  su sabor exploto en mi lengua, tal como lo recordaba, perfecta, jugosa y suave.

Mientras esto pasaba el siguiente comentario llego, hablando de su adaptación en la nueva ciudad, recordaba aquello, yo misma acababa prácticamente de volver a Inglaterra después de casi un año de estar ausente, para mi también estaba siendo un periodo de adaptación entre tantas nuevas experiencias.

Pero lo que me tomó mas por sorpresa fue la siguiente pregunta, sonreí y levante la mirada de mi plato antes de responderla, con una suave risa cantarina.

--Señorita según recuerdo...-- respondí divertida por su curiosidad-- Y no esta en mis planes futuros el casarme, así que  conservaré el titulo por un tiempo mas-- volví a reír--¿Y usted señor Black? ¿Hay alguna señora Black en casa?-- pregunte en el mismo tono divertido--¿ O quizás dejaste algún amor antes de volver a Inglaterra?


Mientras esperaba la respuesta lleve a mis labios otro trozo de carne dejando que su sabor llenara mis sentidos y deleitara mi fino paladar.

--También me gustaría disfrutar de mi trabajo --confesé al terminar de masticar un trozo de atún--, pero mi departamento está tan solo como el resto del ministerio. No creas que no he hecho mi tarea, he enviado lechuzas, he intentado visitar las mansiones, algunos negocios, pero al parecer Londres está muerto.

Y lo estaba desde hace bastante tiempo, pero no me pareció prudente decirlo en ese momento. Recordé que si bien había enviado una lechuza al Castillo Lestrange, no había pasado por el local en cual estaba, lo cual refutaba mi afirmación. Fue virtualmente imposible que una sonrisa no se dibujara en mi rostro al escuchar que no existía el Señor Lestrange para sorpresa mía, me fue devuelta la misma pregunta, lo cual me tomó desarmado.

--El "Señor Black" era mi padre, así que puedes llamarme Noah, a secas --era muy consiente que me iba a pedir ella lo mismo, así que me adelanté a sus palabras--, y no Sol, no hay una señora Black en casa. De hecho no hay "nadie" en el Castillo Black más que los elfos de la familia y este humilde patriarca.

Hice una larga pausa ante de responder su siguiente pregunta no porque dudara de la respuesta, la tenía muy clara, sino porque dudaba del efecto que la respuesta pudiera tener a corto plazo. Me sorprendí un poco al darme cuenta que estaba midiendo mis palabras, como si estuviera en un cortejo implícito del cual no me había percatado. Sonreí. Nada más sano que la verdad.

--Sería absurdo decirte que no hubo amores lejos de Inglaterra, uno no vive de palabras bonitas y flores --respondí con la misma sonrisa de aparente inocencia con la cual ella me había preguntado--, muchos, pero ninguno lo suficientemente duradero como para que llegara hasta acá. ¿Y tú? ¿Algún amor que aún esté esperando ser el señor Lestrange?

Solté una suave risa al escucha su manera de ver los amores, la verdad es que era un hombre muy divertido y me  estaba haciendo pasar un buen rato, lo miré unos segundos antes de responder e incluso me tome mi tiempo llevando un nuevo bocado a mis labios y un sorbo de mi refrescante bebida.

-- Vaya, que pregunta tan compleja-- dije  llevándome la mano a la barbilla como si  tuviera que pensar detenidamente la respuesta.-- Estoy saliendo con alguien, pero no me había puesto a pensaren ello para ser sincera, no creo estar preparada para ello, tengo aun demasiadas cosas  que hacer en la vida.

Me encogí de hombros mientras pensaba en el tema, la idea de compartir mi vida a ese grado con una persona, me parecía bastante lejana, no me visualizaba a mi misma como la "señora de" siempre había, no había sido educada para ello.

--Una persona muy afortunada sin dudad, quien quiera que sea. Espero sepa valorarte.--confesé tomando el último bocado para luego dar un sorbo largo a la cerveza.

Ya había acabado el plato, pero por alguna razón me negaba a irme del lugar. Tal vez porque era la primera charla de más de 10 minutos que mantenía con alguien que no fueran los elfos del castillo. No tenía afan así que me limité a pedir otra cerveza mientras terminaba de escuchar a Sol. Sus palabras estaban cargada de verdad, pero parecía decirlas con cierto dejo de tristeza, como si solo mencionarlas le causara algún tipo de contrariedad.

--Para todo hay un tiempo y un lugar. En Escocía estuve muy cerca de tomar uno de esos grandes pasos que te cambia la vida por completo --hice una pausa mientras el mesero traía la otra cerveza--. Por fortuna para mi alcancé a reaccionar y no pasó a mayores, pero eso le demuestra a uno que está destinado para cosas más grandes que depender anímicamente de otra persona.

>>¡Ohh! que grosero fuí --exclamé al darme cuenta de que no había ofrecido nada a Sol--, ¿deseas tomar algo? Yo invito. Aunque suena raro que te lo ofrezca yo, siendo este tu local

Lo relajado de aquella charla me mantenía  entusiasmada, hacia mucho que no interactuaba con alguien, me limitaba a mi trabajo y mi única mediana interacción social eran mis clases en el colegio.

--Creo firmemente en el destino...-- dije tras escuchar su breve historia-- y se que todo tiene su lugar y tiempo como dices, es solo que a veces nos emocionamos con ciertas cosas y nos olvidamos de ello...-- dije dando el ultimo sorbo a mi bebida antes que fuera Noah quien me ofreciera una nueva bebida.

--Oh muchas gracias amable caballero-- respondí divertida-- me gustaría otra igual...- dije aceptando su oferta-- Y bueno me alegro de que hayamos coincidido hoy aquí...-- afirmé mientras llegaba prontamente mi bebida y la alzaba para hacer un brindis.

--Por las coincidencias y buena fortuna de coincidir con gente agradable en la vida...salud-- Choqué mi vaso con su botella de cerveza antes de guiñarle un ojo y dar un sorbo a mi dulce y deliciosa bebida convencida de mis palabras.--Bienvenido a Londres...

--De acuerdo contigo Sol --solté tomando otro sorbo--, aunque ya teniendo el contacto y como seguramente nos vamos a encontrar en el ministerio, podriamos coincidir después, si te parece bien.

El lugar parecía aún sin mucha clientela que pudiera interrumpir y la tarde estaba lo suficientemente calurosa como para no desear salir del lugar. La conversación amena y la barriga llena, en ese momento no necesitaba nada más que otra cerveza.

--Por el momento y el lugar indicado --respondí con una sonrisa a su brindis dejando casi en tres cuartos la botella-- Y cuentame, ¿Qué hace precisamente una directora del departamento de coperación mágica internacional?