Hogsmade, villa mágica por excelencia, cercana a la mas grande y poderosa escuela de magia jamas vista, era, sin dudar, una de los pueblos mas visitados y conocidos por aquellos que ostentaban dones extraordinarios. Sus calles, polvorientas y llenas de todo tipo de establecimientos, no dormían nunca. El constante movimiento de cuidanos y extranjeros, hacían del lugar uno con vida propia.

En una esquina no tan transitada y un poco más apartada de lo normal,se alzaba un viejo pub Irlandés. Fue creado en 1998, por una anciana bruja, amante de la buena cerveza. La fachada del lugar, pintada de color negro con algunas líneas doradas y una multitud de pequeños letreros, era lo que más impresionaba de la solitaria calle. Los carteles contenían las palabras exactas para llamar la atención de la multitud.

Para acceder al local, tenías que cruzar una puerta doble, de madera de nogal, la cual pesaba un quintal. Las ventanas, ya fuese por desinterés o por falta de tiempo, tenían un grado de suciedad bastante alto. Haciendo así que el establecimiento estuviese constantemente en penumbras. No llegando nunca a compararse con la de Abeforth, pero compitiendo muy de cerca por el primer puesto.

En el mostrador, el cual ocupaba gran parte del espacio, había decenas de hojas arrugadas con las mil y una cervezas que se podían pedir. Bennet, dueño y único propietario de la taberna, siempre se encontraba tras este, con un ojo avizor para saber quien entraba y salia. El, como otros muchos, conocían a la perfección a sus parroquianos de siempre, llegando incluso a tenerles más cariño que a su propia esposa.

había llegado a Hogsmade pues según el pergamino que enviaron para el asunto de su pasantía en la ciudad de Londres y esa villa serviría para llegar a Hogwarts donde realizaría su último año de colegio. El problema radicaba básicamente en la dificultad para hablar bien inglés y lo poco que conocía del país, sin embargo, tenía varias recomendaciones de sus profesores de Mahoutokoro que tenían a Nao como una chica amable y dedicada, aunque no fuese una de las mejores estudiantes en escuela japonesa.

La intención de la muchacha era la de realizar una pasantía en Inglaterra pues le interesaba no solo la experiencia del ministerio de Londres, sino también practicar un poco de Quidditch pues al fin y al cabo este país era experto en el tema.

Mientras caminaba por las calles del pueblo ingles decidió ingresar al Pub que encontró en la esquina por donde doblaba, aunque el lugar le parecía un poco sombrío, pero seguramente podría encontrar alguna bebida caliente que le ayudara a mantener la temperatura corporal.

Atravesó la puerta de madera, aunque le dio un poco de dificultad empujarla, pero inmediatamente se dio cuenta que la fachada oscura no solo era oscura, sino que en su interior también estaba de la misma manera.

El vestido de color azul le llegaba hasta las rodillas y de no ser por las medias y tenis y su bufanda tejida, seguramente estaría congelada en el frio pueblo. -Buenas tardes – Saludó haciendo una reverencia en dirección de la única persona que veía en la barra - ¿tiene alguna bebida caliente? - peguntó pues normalmente en Japón podían encontrar cualquier tipo de bebida e incluso el agua variaba de temperatura según la estación, pero no conocía las costumbres occidentales.

Caminaba con tranquilidad, le hubiera gustado tener la certeza de llevar consigo su valija ahora que se dirigía a Hogwarts pero su elfina, una a la que aun no se acostumbraba le había asegurado que en el momento justo tendría sus pertenencias.

Todo era normal, pero a la vez muy raro en este mundo mágico aun desconocido para la peliazul. La magia seguía siendo ese algo que sabia que poseía pero que no dominaba con exactitud, de la cual tenia mucho o todo que aprender, porque sus propios descubrimientos le parecían tan incipiente que estaba un poco intimidada por la experiencia que pudieran tener los demás.

Y sin darse cuenta, allí estaba, en una esquina, en el poblado de Hogsmade frente a un establecimiento de fachada negra y cantidad de carteles, si, tomar algo le haría bien y le quitaría aquel nerviosismo que crecía por minuto. Decidida empujo la pesadisima puerta e ingreso, al principio tuvo que parpadear un par de veces, pues la luz de las calles no penetraba con tanta intensidad como se pudiera esperar, luego sus ojos se desplazaron por el lugar encontrando la barra detrás de la que un hombre servía.

-Hola, podría darme algo de beber- el cantinero señalo con un dedo los arrugados papeles que reposaban sobre el mostrador y que no eran otra cosa que el menú del local. Ella sonrió un poco apenada por lo vago que había sonado su petición y noto que se había puesto al lado de otra chica, le dirigió una sonrisa y un tímido "hola" al tiempo que excrutaba sus rasgos asiáticos, pensando "otra forastera como yo" solo por eso ya le simpatizaba.


@Bodrik, @Faith Clark

Si de algo estaba seguro, es que ésa noche tenía que terminar con el negocio y llevarse la bolsa llena de monedas de oro. Estaba algo ansioso porque no conocía el rostro de la persona cliente, pero no era la primera vez que lo hacía. Habían pactado encontrarse en tan solo algunos minutos pero me gustaba echarle un vistazo al lugar. ¿Y si había aurores?
 
No podía derrumbar su negocio por un simple error, era una de las primeras reglas que se había impuesto. Me encaminaba directamente hacia aquel lugar, uno de mis preferidos realmente y miraba el reloj de vez en cuando. La Villa estaba tranquila como de costumbre y lo que importaba era que entraba, hacía el negocio y me iba. Solo eso.
 
Atravecé el umbral de entrada aún con la capa puesta. La capucha me cubría el rostro y me mantuve así hasta que me encontré con la mesa indicada. Era una de las que estaba más cerca del bar, porque sabía que ubicarme en un rincón, iba a levantar algunas sospechas. Cuando me senté, me quité la capucha y pasé mi mano por mi cabello para peinarlo. Por debajo tenía una camisa, pantalón y zapatos negros, cuando me quité toda aquella ropa y la dejé sobre mi respaldo.
 
A un lado había dos jovencitas. ¿Estudiantiles? No sabía pero tal vez había sido mala idea estar tan cerca de las personas. Dejé ubicado aquella bolsa de cuero marrón a un costado de la mesa, esperando dejarla al lado del cliente que estaba esperando. Faltaban unos diez minutos. ¿Pedía algo para tomar en la espera? No estaba seguro, no quería que me retrasan o peor, que mi cliente pensara que era una reunión normal.

Estaba verdaderamente nerviosa no solo por hablar el idioma, sino también porque al ingresar notó que la mayoría de magos y brujas tenían vasos de alcohol y realmente estaba temerosa de haber errado el lugar para realizar una petición como aquella, sin embargo, aguardó la respuesta del encargado que no tardo en hacer una mala cara señalando unos pergaminos arrugados que aparentemente estaban apilados en un rincón de la barra y la pelinegra inmediatamente trago saliva. Si Nao tenía dificultades para hablar, era mucho más difícil para ella leer alguna cosa complicada.


Quiso acercarse, pero para ese momento una chica con aspecto peculiar ingreso en el establecimiento y a Yoshikawa se le hizo encantadora con esa cabellera de color azul, como si se tratase de un ser sobre natural en lugar de una human, pero se le hacía imposible que se tratase de una Hada u otra raza mágica, pues su aspecto pese a ser tan particular no se veía salvaje como el de las veelas, por ejemplo, o al menos Nao pensaba de esa manera, aunque no las conocía verdaderamente.


-Hola- respondió con timidez y sonrió – ¿me ayudas a ordenar? – se atrevió a decir pues no entendía muy bien la mayoría de bebidas que ofrecía el local.


Para cuando se acercó a la muchacha un mago mucho mayor ingresó usando una capucha que le daba un aspecto a forajido que reforzaba aún más su extraño comportamiento y lo más extraño fueron sus ojos de color negro, como si no tuviera nada más haciendo que Nao estuviera a punto de tropezar por intentar analizar su aspecto.

Esa noche quería conocer aquel pub del que tanto habían hablado, era nueva en la ciudad y no queria beber otra cosa que no sea cerveza de mantequilla,así que me dirigí al local que estaba recien abierto, parecía hermoso y mucho mejor que cabeza de puerco y por supuesto que las tres escobas, así que me apresuré a cubrirme más con mi capa violeta que ocultaba mi uniforme del colegio, nadie sabría a donde estaba ni porque y solo me apresuré a pasar las puertas esperando poder beber algo cuanto antes.   

las ventanas se veían sucias y el lugar no era del todo agradable, pero tenía algo que me llamaba a ir alli, mis zapatos violeta ocultaban que era una alumna y esperaba que nadie me preguntara nada, ademas era demasiado alta y blanca como que nadie se fijara en mí, aunque supuse que mis ojos verdes claros y mi cabellera pelirroja rizada se veia por entre mi sobretodo, espere que nadie me pregutnara nada y hacer amigos cuanto antes, anhelaba tener amigos más que nada en este mundo. 


- Hola buenas tardes, quisiera una cerveza de manteca por favor - Ordene feliz y alegre, observando por primera vez a las dos alumnas y al señor que parecia que atendia el lugar - 

- Este lugar parece bonito, tiene un algo que me llamo a entrar, me sigo preguntando como es que nunca me fije en este lugar, aunque soy tan despistada que es logico que me lo perdiera de vista, por cierto, Lunita Gryffindor Delacour, no me había presentado antes - Dije alegremente dirigiendome a las señoritas y al señor que acababa de conocer -

La verdad es que no le apetecía leer mucho y menos tocar aquellos arrugados papeles, dentro hacia falta mucha limpieza y un buen aromatizante que contrarestará el olor a tabajo, grasa y cerveza, o un elfo, porque ese cantinero no parecía conocer lo que era una escoba y un repasador, pensó la bruja y se sonrojo al sorprenderse juzgando al mago.

La muchacha asiática junto a la que se sentó respondió su saludo, con la misma tímidez que ella, y le pidió que le ayudara a elegir una bebida, por supuesto la peliazul asintió aunque no era una experta, escasamente había probado un licor dulzon en casa y otro llamado vino de grosella.

Los ojos de la chica se clavaron en la figura de un mago que entro, el rostro no lo pudo ver, solo su figura escabulliendosé hacia una de las mesas envuelto en una capa de viaje, algo le decía que si lograba ver sus facciones no debia sonreirle a modo cortez, ella era una chica a punto de entrar en la escuela mágica proveniente de Irlanda, y el seguramente un nativo u otro forastero envuelto en quien sabe que negocios.

Bueno Elizz era un poco fantaciosa, siempre ideaba en su mente historias que tal vez coincidieran con la realidad de las personas, eso a falta de amistades y platicas con personas interesantes, pero todo ello estaba a punto de cambiar.

Un saludo llego desde el otro extremo, una bruja ingresaba y se sentaba a su lado con una confianza y alegría que ella envidiaba, su atuendo era lindo, y cuando esta pidió la cerveza de mantequilla, supo que era lo que más se vendía por aquellos lados.

-Nosotras también tomaremos eso, Cereveza de mantequilla- miro a Yoa para que confirmara y respondió a la presentación de la peliroja -Yo soy Elizz O'brien y ella es...- se quedo en blanco, no sabia quien era, solo le pareció que estaba en circunstancias similares a la suya y por eso empatizo.

-Espero que la cerveza no cueste mucho porque no tengo dinero- confeso mirando hacia las mesas y topandose nuevamente con la figura del hombre que parecía esperar algo o a alguien.

@Bodrik, @Lunatica Gryffindor, @Maedhros Vaith,

Mi pierna temblaba a un ritmo constante, mostrando un poco al mundo que estaba nervioso. Nervioso porque lo que llevaba dentro de aquella bolsa, podía significar miles de papeles que llenar en el Ministerio de Magia y algún tipo de arresto. Si tendría una casa fija donde permanecer hasta podría ser que la allanaran.

Golpeteaba la mesa con mis dedos mientras miraba un punto fijo en la pared. En ella había un cuadro donde un par de brujas se reían de otro grupo, las cuales estaban vestidas de un modo más estrafalario. Era un cuadro horrible y no sabía quién lo había colocado. Negué con la cabeza, intentando permanecer un poco más desconcentrado de la persona que no llegaba y que tenía que encontrarme.

Sentí una especie de ardor en mi rostro y cuando volteé para ver, había una bruja que me observaba fijamente y otra que no paraba de hablar. Puse los ojos en blanco.

— Éste sitio está decayendo de a poco —comenté levantando un poco la voz. Agarré mi bolsa de cuero y mi capa y me puse de pie. Mientras que me alejaba a una de las paredes más alejadas a la barra, murmuré: — ¿Qué miras? —eché un vistazo a toda su figura y me fui, encaminado directamente hacia una de las ventanas, donde podría ver claramente si mi cliente llegaba. No le prestè atención a la bruja que parecia pedir limosnas con su cerveza.

¿Y si no llegaba? Mi bolsa emitió un ruido. El suelo tembló. Y las luces titilaron tres o cuatro veces y todo volvió a la normalidad. Miré disimuladamente a ese evento, como si no supiera de dónde provenía y escondí mejor aquella bolsa entre mis piernas.

Observe al extraño y grosero chico frunciendole en entrecejo, pero él mismo se fue antes de que pudiera ponerlo en su sitio, me calmé diciendo que no me competía a mí salvar a todo el mundo y que además tenía que responder la pregunta de mi nueva amiga, además de estar contenta por tener con quien charlar, podria beber con amigas y eso era lo más genial de todo. 

- Encantada de conocerte Elizz y no te preocupes, se que la cerveza no salé precisamente cara y si eso es problema, yo podría pagartela, al fin y al cabo, eso hacen las amigas - Le dije guiñandole un ojo feliz - 

- ¿Saben quien es ese señor? parece algo enfadado o contrariado ¿no? - Susurré para que solo Elizz y su compañera me escucharán - 

No quería decirles que podía tener mal caracter, claro que era dulce y tierna, pero la bruja tambien podía tener mucho caracter si tocaban a los suyos, solo que esta vez prefirio no hacer nada, la Gryffindor solía saber que batallas dar y cuales no, así que se mantuvo tranquila y esperando la respuesta de sus nuevas amigas.  

@Bodrik @Elizz

No podía creer que hubieran confiado en ella. Hacía demasiados años que había desaparecido del mundo mágico y si bien sabía que estaba capacitada para ser profesora de Hogwarts, aun no entendía que era lo que había llevado a que le dieran el puesto. Y no una, sino dos materias. Además eso solucionaba el problema de vivienda, no le daba ninguna ganar ir y venir todos los días desde su apartamento muggle a trabajar al mundo mágico.

Recién terminaba de ordenar su despacho cuando decidió que bien podía ver un poco qué había fuera de los muros del colegio. Tomó la Harley y toda vestida de cuero negro se dirigió al pueblo. Solo llegó hasta las afueras y escondió la moto en unos matorrales con un hechizo para camuflarla. No tenía idea de como se tomarían en el mundo mágico sus costumbres muggles, demasiado que la habían dejado tener la moto en Hogwarts. 

Caminó un par de cuadras y entró en un bar. El lugar era oscuro, pero había varias personas. Se dirigió a la barra y pidió una botella de vodka mientras observaba a unas chicas que parecían ser estudiantes.

Con la botella en la mano la bruja danesa se dirigió a una de las mesas del fondo del lugar. Se sentó contra la pared y reclinándose en la silla comenzó a observar a su alrededor dando pequeños sorbitos a la bebida.  

Un hombre llamó su atención. No podía verle la cara y , aunque estaba cerca del bar, Samantha tuvo la impresión de que quería pasar desapercibido.

- Bienvenida al mundo mágico- se dijo a si misma recordando que mas que en el mundo muggle, allí la gente podía ser muy diferente a lo que aparentaba. 


@Bodrik, @Lunatica  Gryffindor, @Maedhros Vaith @Elizz